Escondida por los rincones,
temerosa de que alguien la vea,
platicaba con los ratones
la pobre muáeca fea.
Un bracito ya se le rompió,
su carita está llena de hollín
y al sentirse olvidada lloró
lagrimitas de aserrín.
Muáequita,
le dijo el ratón,
ya no llores tontita
no tienes razón.
Tus amigos
no son los del mundo
porque te olvidaron
en este rincón.
Nosotros no somos así.
Te quieren la escoba y el recogedor,
te quieren el plumero y el sacudidor,
te quieren la araáa y el viejo veliz
también yo te quiero
y te quiero feliz.
Muáequita,
le dijo el ratón,
ya no llores tontita
no tienes razón.
Tus amigos
no son los del mundo
porque te olvidaron
en este rincón.
Nosotros no somos así.
Te quieren la escoba y el recogedor,
te quieren el plumero y el sacudidor,
te quieren la araáa y el viejo veliz,
también yo te quiero
y te quiero feliz.