Tantas veces le he preguntado yo a mi sombra
El por qué de esa mujer que mato a diario Vuelve siempre a fastidiarme de repente
Y a sacar alguna lágrima o sonrisa
No son pocas las metáforas que invento
Y en las cuales yo te saco de mi vida
Hasta te he imaginado en otros mundos
Planetas y estrellas lejanas y cercanas
Pero siempre vuelves
Y cuando ya he celebrado que lo he superado y te bendigo
Cuando miro al cielo sobando mi ombligo y le bendigo
Tú apareces como el viento pasa acariciando el trigo
Solo sigo, ya no pienso, ya no digo
Soy el méndigo que abrigo
Ya no sé ni cómo vivo y por qué muero
Cada vez que vuelvo a verte
Si eres tú la que recibe muerte
Más yo muero
Miserable limosnero
Dame un chance
Y deja que al menos yo avance en mi resiliencia
Y que alcance alguna esperanza de borrar tu presencia de mi mente
Para que no siga siendo un masoquista
Creando historias ficticias
Y sueños en los que vuelves de repente
Y me abrazas y me besas
Y cómo sabrás yo el estúpido que nunca miente te lo crea y después
Tener que enfrentar el día sin saber cómo catalogarlo
Si como un sueño o como pesadilla con malicia
Pues tu lado de la cama sigue
Pero nada nunca dura para siempre
Pues también la noche oscura se acercaba
Así, así mi amor, así te amaba
Así, así mi amor, así te amaba
Así, así mi amor, así te amaba
Así, así mi amor, así te amaba
Así, así mi amor, así se acaba